Cuarto de la serie. En el
acelerado y competitivo mundo de la industria del cine de Hollywood, Max Hudson
era el mejor. Siempre trabajando a contrarreloj, jamás dejaba que nadie se
interpusiera en su camino cuando se trataba de cumplir plazos de entrega; ni
siquiera su fiel asistente, Dana Fallon. Sus tentadoras curvas hacían estragos
en la cabeza de Max y en su libido, pero su repentina dimisión estaba a punto
de desatar el caos en Hudson Pictures y el dinero no parecía ser suficiente
para hacer que cambiara de opinión. Sin embargo, Max contaba con otras formas
de persuasión
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