Esa desatada
pasión amenazaba con consumirlos a los dos…
La última vez que
Serena de Piero había visto a Luca Fonseca, él terminó en una celda. Desde
entonces, el multimillonario brasileño había tenido que luchar para limpiar su
reputación, pero nunca la había olvidado. Cuando Luca descubrió que Serena
trabajaba en su fundación, su furia se reavivó.
Pero Serena había
cambiado. Por fin era capaz de manejar su vida y no iba a dejarse intimidar por
él. Lidiaría con los castigos que infligiera en ella su nuevo jefe, desde pasar
unos días en el Amazonas a la selva social de Río de Janeiro. Pero lo que no podía
controlar era la pasión, más ardiente que la furia de Luca.
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