Cuando el viudo Rick Jenner y su hija de
seis años, Tessa, entraron en la tienda de regalos de Andrea Fleming, ninguno
sabía que sus vidas estaban a punto de cambiar.
Rick no podía olvidar a Andrea, pero en
esos momentos no podía permitirse distracciones. Andrea tenía el corazón roto y
sabía que Rick y Tessa llevaban a la espalda una gran pena. La cabeza le decía
que debería alejarse, pero se sentía irremisiblemente atraída por aquella
pareja que necesitaba un milagro.
Con las luces del árbol, la alegre risa de
la niña y un beso bajo la rama de muérdago que la dejó sin aliento, en aquellas
fiestas podría pasar cualquier cosa.
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