Cuando la revista de Sarah situó a Devon Hunter en el
tercer puesto de la lista de los diez solteros más atractivos del mundo, lo
convirtió en objeto de una atención femenina muy molesta. Obligar a Sarah a
hacerse pasar por su prometida era la venganza perfecta y, tras una reciente
indiscreción familiar, ella debía aceptar si quería proteger su apellido.
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