El empresario Noah Falcón era un
hombre impresionante. Tricia McBride ya se había dado cuenta, aunque estaba muy
ocupada cuidando de sus cuatro hijos; de hecho, la atracción que había surgido
entre ellos cuando empezó a trabajar con él, chisporroteaba como el agua en el
aceite hirviendo. Pero a pesar de vivir a pocos pasos de su dormitorio, Tricia
sabía que sus relaciones con Noah debían permanecer en un terreno estrictamente
laboral. A fin de cuentas, era su jefe y, por si eso fuera poco, ella pensaba
mudarse a otra ciudad tres meses más tarde. Sin embargo, cuatro niños
intrigantes y encantadores tenían otros planes.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario