Iba a tener que regresar a su país y a un pasado que había estado a
punto de destruirlo
Como primogénita de su familia, Lucilla pensaba que era la única persona
que podía dirigir el imperio Chatsfield y conseguir que volviera a ser la misma
cadena hotelera de prestigio que había sido en el pasado. Desgraciadamente, su
padre había decidido contratar al arrogante, pero atractivo, Christos Giatrakos
para ese puesto. A pesar de todo, Lucilla no estaba dispuesta a dejar que le
usurpara lo que creía que era suyo.
A Christos, por su
parte, le divertía la actitud de la heredera, pero, cuando le demostró que
podía ser buena contrincante y que estaba dispuesta a jugar sucio, decidió
actuar y enseñarle una lección.
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