Tercero
de la serie. Lindy
no se podía creer que fuera la novia del armador Atreus Dionides. ¡Ella, que
estaba rellenita y se ganaba la vida haciendo velas! Pero Atreus parecía
encantado con sus curvas cuando le hacía el amor apasionadamente en su casa de
campo. Claro que Lindy se iba a llevar dos buenas sorpresas: la primera, que
ella sólo era la amante de los fines de semana y que Atreus se quería casar con
una joven de la alta sociedad griega; y la segunda, imposible de esconder, que
estaba embarazada de él.
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